TINTORETTO, UN REBELDE EN VENECIA. Una película de acción.


Muchas veces nos creamos una imagen irreal de los grandes maestros clásicos. Parece que sean seres sobrehumanos, y que sus obras existan a pesar de las inmundicias que afectan a la vida de la gente común.

Hace unos meses fui a ver el documental sobre Da Vinci, “Leonardo, V centenario”. Me decepcionó la falta de dimensión humana en la descripción del genio italiano (podéis leerlo en la reseña publicada en Celuloide Paranoide). Gracias a la película de Domingo Romano, “Tintoretto: un rebelde en Venecia”, puedo dar un claro ejemplo de lo que para mí representa un buen documental. No es sólo una lección de historia, es sobre todo una película, con su estructura dramática y con sus personajes, los buenos y los malos.

Venecia.

Tintoretto, apodado "el Furioso", es un digno protagonista para esta película de aventuras. Su experiencia allá por mediados del 1500 es de absoluta actualidad, hoy que el emprendimiento está tan de moda. El veneciano es un ejemplo de dedicación, lucha y estrategia aplicadas a su carrera de pintor. En la película se le ve atravesar por todas las fases emprendedoras: autoaprendizaje, envidias de sus competidores,  búsqueda de contactos para asegurarse una incursión en el mercado del arte, innovaciones – que le costaron duras críticas -, tenacidad, sello personal,  búsqueda de locales, inversión, desarrollo de técnicas de producción que rentabilizaran sus recursos, marketing, ofertas de lanzamiento, robo de clientes, alianzas, pertenencia a la comunidad de profesionales y mucha rebeldía, lo cual le crearía una pésima reputación. A pesar de todo, logró su cometido. Hoy es uno de los pintores más reconocidos y creó incluso una marca y una empresa que se prolongaría más de medio siglo a manos de su hijo en el taller familiar.

El famoso pintor renacentista no está mitificado en ningún sentido, y sin embargo no deja de fascinarnos. Era un genio incomprendido, y no dudaba en recurrir a todo tipo de trampas para apropiarse del lugar que merecía en la historia. Aunque sus tácticas sorprenden incluso en la actualidad, que estamos acostumbrados a las actitudes comerciales más feroces, es tal su pasión que se lo disculpamos. Una de sus estratagemas que hoy sí merece aplauso fue la de infiltrar a su hija el en círculo pictórico, en aquella época reservado únicamente a los hombres. Eso sí, disfrazada de chico, la pobre Tintoretta. Este episodio tiene un desenlace trágico. No quiero hacer spoiler, aunque si te gusta la historia del arte, ya debes de conocer cómo inspiró este pasaje a los artistas románticos del siglo XIX, y los múltiples cuadros que se reprodujeron de Tintoretto pintando a su hija muerta.
Como se ve, este documental no sólo está lleno de contenido, es además una bella composición en su conjunto. No podía ser menos para una película que trata sobre el mundo del arte y que recoge en sus escenas tantísima belleza plástica. El estilo fotográfico con que están registradas las imágenes de Venecia, de su arquitectura y de sus tesoros, se mantiene a la altura artística de la temática. La ambientación musical contribuye, junto con los testimonios de expertos, a retratar una atmósfera tenebrista e inquietante, acorde con la personalidad del protagonista, y de las amenazas mortales que acechaban a esta ciudad en el siglo S.XVI.

San Marcos liberando al esclavo. Tintoretto (1547/8)

Quien se espere encontrar una solemne narración de corte histórico, se ha equivocado de película. Ésta es una película de acción. ¿Conocéis la acrobática escena de “Misión imposible” en que Tom Cruise se suspende desde el techo de una sala imponente? Pues bien, también la encontramos en “Tintoretto: un rebelde en Venecia”, y lo que sí que es imposible es que Tintoretto se copiara de Brian de Palma.

Tan rebelde como Tintoretto, este documental no se trata de una ponencia al uso sobre los genios de la pintura. Esta película es propiamente una obra de arte cinematográfica.

Por Irene Arnanz.




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