Star Wars. Las precuelas.


Capítulo I. La amenaza fantasma.

Con qué emoción esperábamos esta película, con qué ganas, quizá en las historia del cine nunca antes una película había despertado tal expectación (salvo “El Padrino III”), y al final... a todos nos quedo un amargo regusto de ligera/enorme (elijan ustedes) decepción. Son tantos y tan grandes los errores en que cayó George Lucas que necesitaría un tomo enciclopédico para enumerarlos todos. Desde la desafortunada elección del niño para interpretar a Anakin (no porque lo hiciera mal, que ahí creo que cumplió con dignidad, sino porque no tenía el físico idóneo para ese papel) pasando por una trama aburrida, unos personajes ausentes de carisma, un malo completamente desaprovechado, los midiclorianos... en fin, que les voy a contar que ustedes no sepan.




Y sin embargo, una vez completada la trilogía y vista desde una perspectiva global, creo que podríamos podemos darle el aprobado raspado. Los personajes, salvo el de princesa Amidala (desaprovechadísima Natalie Portman), acaban ocupando su lugar, la confusa trama tiene su porqué y acabará desarrollándose de manera satisfactoria (y en algunos puntos incluso de manera genial) en sus dos continuaciones; hay alguna que otra secuencia brillante, y qué coño, es una más de la saga Star Wars. Solo por eso ya merece la pena, a pesar de Jar Jar Binks (que algún buen punto cómico sí tiene, no seamos tan malos) y de todo lo demás.

Venga, pues le damos el aprobado y a por la siguiente.



Capítulo II. El ataque de los clones.

Que curioso, el capítulo 1 me gustó cuando la vi en el cine en su estreno y me aburrió soberanamente cuando intenté verla unos años más tarde, en cambio con este episodio 2 me pasó todo lo contrario. Me pareció lenta e incomprensible en su primer visionado y más que interesante (con leves destellos de genialidad) en su segundo. ¿Por qué? Escuchen mi descerebrada teoría:

Básicamente “El ataque de los clones” nos narra como una democracia puede implosionar desde dentro por culpa de las guerras y de los intereses ocultos de que aquellos que la presiden. Hasta que punto hay paralelismo entre el senador Palpatine (Darth Sidious), conspirador que inventa guerras artificiales para crear su propio ejercito manipulado y defenestrar a los Jedi; y nuestros actuales gobernantes es algo que no puedo quitarme de la cabeza. Un apunte interesante: está película se estrenó ocho meses después del fatídico atentado del 11 de septiembre, que le valió al inefable presidente George Bush Jr. para suprimir las libertades civiles con la Patriot Act, multiplicar por mil el presupuesto de defensa y declarar la guerra a dos países que nada tenían que ver con dicho atentado. ¿No hay cierto parecido en todo esto con lo que nos cuenta la película? ¿Son locuras conspiranoicas o es George Lucas mostrándonos como de verdad funciona el mundo? Ustedes deciden.

También hay quien dice que la inspiración de esta película es el fin de la democracia y la república romana y la época del Watergate. Bien, puede ser, pero no negarán que mi teoría es más interesante y rebuscada. Y una cosa no niega la otra.

Respecto a la película en sí pues tal como sucedía en “El imperio contraataca” es más oscura y densa que la anterior, la trama es más compleja e interesante y la batalla final, aunque no han envejecido muy bien sus efectos digitales, me sigue pareciendo más que digna.



Por contra tiene alguno de los diálogos románticos más bochornosos de la historia del cine y la química entre Natalie Portman y Hayden Christensen es nula.

Conclusión, mejoramos lo anterior, que era fácil, pero seguimos sin alcanzar la magia que se le presupone a toda película de la saga Star Wars. ¿Lo conseguirá la siguiente?

Capítulo III. La venganza de los Sith.

¿Queríais un desarrollo interesante, queríais acción, queríais un Anakin cruel e implacable, un enfrentamiento épico con Obi Wan, una Amidala de la que poder enamorarnos? Pues todo eso (menos esto último) nos dio el gran George Lucas en la mejor y más completa película de esta trilogía.

Los personajes comienzan a mostrar sus verdaderos rostros y la acción se dispara. Asistimos a los últimos tejemanejes del Canciller Palpatine, la caída estrepitosa de la República galáctica, la extinción de los Jedi y la inevitable conversión de Anakin al lado oscuro. Todas las piezas del puzzle que George Lucas había creado en sus dos anteriores entregas encajan ahora casi a la perfección y por fin tenemos un desenlace a la altura que demandaba el proyecto. No es perfecta pero casi. Y la magnifica pelea final nos hace olvidarnos de los ligeros sinsabores que nos dejó las anteriores entregas. Casi, casi, una obra maestra.


Por Antonio Amaro.

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