Mazinger Z Infinity. Robots gigantes, el reflejo condicionado y la procreación.

¿Recuerdan el perro de Pavlov? A través de una serie de experimentos descubrieron que comenzaba a salivar cada vez que sonaba una campana ya que el muy ingenuo lo asociaba al acto de comer. El bueno de Pavlov llamó a esta reacción fisiológica reflejo condicionado, y en cierto modo es algo parecido a lo que nos pasa a los que nacimos en los setenta al escuchar o ver cualquier cosa relacionada con Mazinger Z. Una ola de nostalgia recorre e impregna todo nuestro ser trasladándonos mentalmente a aquellos años de infancia, juegos y escasas responsabilidades.

El caso es que cuando me enteré que estrenaban nueva película basada en este personaje de animación no puede escaparme de mi reflejo condicionado intentando recuperar (un tanto ilusamente, lo sé) la nostalgia de la serie original y me dispuse a ver esta versión actualizada de mi robot gigante favorito.

¿El resultado? Mejor de lo esperado, nada comparable a las últimas obras maestras del género que les hemos reseñado en esta web, pero afortunadamente no es la obra infame que me llegué a temer.

Como suele ocurrir en muchas películas de anime el argumento es simple y a la vez confuso: encuentran enterrado dentro de una montaña (por un asunto de universos paralelos) un Mazinger gigante que al parecer es una especie de dios cósmico que se puede cargar toda la estructura de la realidad. Pero sin que quede bien claro el porqué el Doctor Infierno y sus secuaces resucitan trayéndose consigo todas las bestias mecánicas que aparecieron en la serie original e intentan hacerse con el control de dicho Mazinger, con lo cual el lío ya está montado.




En fin, que la película es entretenida, tiene un argumento más que decente, buena animación, salen todos los personajes de la serie original y su secuela, el Gran Mazinger, (parecido al otro pero tiene una espada gigante, lanza rayos como Thor y por supuesto carece del carisma del original) y escucharemos, como no, todas las frases que estábamos añorando escuchar: ¡Planeador abajo! ¡Puños fuera! ¡Rayos fotónicos!, haciendo que surja en nuestros rostros una inevitable sonrisa de complicidad.

Por desgracia los momentos de humor son un tanto burdos e incluso hay algún que otra secuencia que roza lo estrafalario. En cierta escena sin venir muy a cuento aparecen unas chicas de pechos imposibles y ropa diminuta poseedoras de unos robots de igual condición anatómica cuyos misiles ya se pueden imaginar donde están alojados. Cosas de los japoneses.

Y no acaban aquí las rarezas, decir que sobre todo en la parte final de la historia encontraremos una apología del matrimonio y la imperiosa obligación de dejar descendencia digna de aquellas entrañables películas y series norteamericanas de los años 50. Supongo que será un mensaje más o menos subliminal para intentar combatir la baja natalidad que se da en Japón y la alergia a casarse y cohabitar que muestran últimamente por esas tierras, pero la verdad es que se hace un tanto extraño. Pues eso, cosas de los japoneses.

Así que ya saben, estimados lectores nacidos (o no) en los setenta, si quieren un buen plan para esta noche, se ven en pareja la nueva película de Mazinger Z, se meten en cama, y después, siguiendo los sabios consejos de Koji Kabuto y compañía, dispónganse a procrear. Lo dice la ley del reflejo condicionado, no yo.

Antonio Amaro      www.elmisantropofeliz.es



Ficha de la película:

Título original: Mazinger Z
Año: 2017
Duración: 95 min.
País: Japón
Dirección: Junji Shimizu
Guion:Takahiro Ozawa (Manga: Go Nagai)
Música: Michiaki Watanabe
Fotografía: Animation
Reparto: Animation
Productora: Toei Animation
Género: Animación. Acción. Ciencia ficción. Fantástico | Robots. Manga
Grupos: Mazinger Z Novedad
Sinopsis:
Cuando el malvado Doctor Hell ataca la Tierra, el poderoso robot gigante Mazinger Z se decide a detenerlo. (FILMAFFINITY)

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